lunes, 13 de febrero de 2012

Tabla

Aburrida como la lámpara que se ha quedado sola en medio de la avenida, cuando la gente se esconde en sus casas para ver la TV. Me siento como un árbol que recibe viento sin sentirlo y se le arrancan las hojas planas sin darse cuenta de su calvicie. Ya no quiero instruir a las aves en su vuelo, ni tampoco deseo instruir a mi corazón en los poemas que ya no escribo. Se me quedó corto el tiempo y muy largo el encierro. Ahora es tiempo de regresar a la mortaja donde se vive bien y tranquilo. Ahora es tiempo de andar sin correr y sin mirar atrás. Como si la nieve es solo un guiño de ojo del gran Dios.

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